Resultados

03.11.2024

A partir de las respuestas obtenidas, se pueden extraer varias conclusiones sobre el impacto del aumento en los precios de la electricidad en la vida diaria de los entrevistados, quienes representan diversas situaciones y edades. Los resultados que obtuvimos son los siguientes:

  • Todos los entrevistados han notado el alza de los precios de la luz, aunque pocos comprenden sus causas. Solo algunos mencionan factores como la reactivación de tarifas tras congelamientos durante la pandemia, reflejando cierta falta de información o transparencia sobre los motivos de estas subidas.

  • Las personas han implementado varios cambios en sus hábitos para reducir el consumo de electricidad. Destacan medidas como desenchufar aparatos no esenciales y evitar el uso de electrodomésticos de alto consumo, como el microondas o el hervidor, que algunos han reemplazado por métodos más tradicionales. Sin embargo, algunos consideran que sus esfuerzos no se traducen en ahorros significativos en sus facturas.

  • Varias personas han modificado sus rutinas para aprovechar la luz natural y así reducir el consumo eléctrico, como el caso de quien ahora prefiere tejer de día o quienes ajustan los horarios del secado de ropa. Sin embargo, esta adaptación no es generalizada y depende de la flexibilidad de las actividades diarias de cada individuo o familia.

  • La mayoría de los entrevistados menciona que el alza ha desorganizado sus finanzas, forzándolos a recortar en otros gastos esenciales como el supermercado o el gas. Algunos han tenido que eliminar ciertos "lujos", como salir a comer fuera, para poder cubrir el costo de los servicios básicos, lo que disminuye la calidad de vida.

  • El impacto psicológico es notable; la preocupación constante por el costo de la electricidad genera ansiedad y estrés, especialmente en familias con presupuestos ajustados. El sacrificio en ciertas áreas del hogar para priorizar el pago de la electricidad parece causar frustración y, en algunos casos, hasta problemas en las relaciones familiares. 

El aumento en el precio de la electricidad se traduce en una carga financiera significativa para los hogares, especialmente para aquellos con ingresos limitados y adultos mayores que viven con pensiones fijas. Esta situación genera una decaída en cuanto a salud mental, al verse obligados a elegir entre pagar sus facturas de luz o cubrir otras necesidades básicas como alimentos o medicamentos. 

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